La brisa fue mi compañera ideal al momento de vitrinear en Cartagena de Indias, Colombia. A pesar de la humedad, que bordeaba el 90° y temperaturas que sobrepasaban los 35°, el viento costero hacía milagros con la sensación térmica de esta caribeña cuidad. La primera conclusión de mi recorrido es que en Cartagena de India se vive la moda, no sólo en los outfit callejeros (las cartagenenses son muy amigas de los tacos, el maquillaje y la ropa fresca y sexie) sino también en la oferta de tiendas y boutique que encontré tanto en la ciudad histórica como en el exclusivo sector de Bocagrande, donde se ubican la mayoría de los hoteles grandes.
Este primer vitrineo lo centraré justamente en ese sector, particularmente en la calle San Martín, que por la cercanía a mi hotel, se convirtió en un paseo obligado durante mi estadía. Para facilitar la reseña dividiré el recorrido en vestuario y zapatos + complementos.

Vestuario
La primera tienda que entré (y compré) fue Agua Bendita, marca creada en 2003 por Catalina Álvarez y Mariana Hinestroza. Su propuesta, que combina elementos manuales con procesos tecnológicos da vida a prendas únicas y exclusivas, que sorprenden por sus print y detalles. En mi caso me enamoré de unos short bellos (en la foto) y de su línea de bolsos. Me encantaron también sus vestidos transparentes que jugaban con la yuxtaposición de telas y texturas.



En una línea más tropical, rescantando el espíritu del caribe colombiano, me topé con la tienda de la cartagenense Malvi Castañeda. Con el blanco como base, la diseñadora tiene una línea para mujeres y otra para hombres. En el primer caso su colección se destaca por los volados y el uso del lino polaco, y la segunda por sus guayaberas. La blusa de la vitrina me llamó mucha la atención, pero al final no sobrepasé el entusiasmo.

En el caso de la boutique Libélula Store (no tiene sitio web) se podía encontrar desde vestidos hasta complementos muy del estilo de la moda juvenil independiente, que privilegia más la línea comercial que lo de diseño. Ahí me gustaron algunos bolsos, pero no encontré ninguna prenda, que me llamara lo suficiente la atención.

Después me detuve en la vitrina de la boutique Patricia Ramírez, que habían desde objetos hasta sandalias y ropa. De hecho tenía unas sandalias con aplicaciones de objetos (del estilo de la vitrina) con taco y planas que eras geniales, pero al calcular su precio me resistí a comprarlas (sobre los $45.000), con un snif! de por medio.

Una parada para niñas
Como viajé con la Leti mi vitrineo tenía que incluir alguna tienda de ropa infantil. La elegida fue “Alicia en el país de las maravillas” (bastante ad hoc ad portas del estreno de la peli). Un espacio para la feminidad infantil, sin disfrazar. Si bien en la vitrina hay un vestido que contradice mi comentario, al interior, encontré unos vestidos estampados de verano bellísimos (los habría querido para mi) con lazo en la cintura, cintillos y zapatos delicados, frescos y muy románticos. Para niñas bien niñas (no mini femme fatale),
Luego entré a Mario Hernández, marca homónima (cuenta con tienda online), que tiene más de 30 años en el mercado, lo que se nota al apreciar el concepto tras sus productos y el delicado trabajo de manufactura de sus carteras y bolsos. Además fusiona las técnicas indígenas con el trabajo de la marroquería clásica.

Pero lejos una de las tiendas que más me gustó fue la de Gabi Arenas (que también la encuentras en la ciudad histórica), donde me compré un collar increíble. Si bien sus productos estrellas son las carteras, no pude adquirir ninguna por temas financieros (se escapaban de mi presupuesto), pero me quedé con todas las ganas, porque realmente esta diseñadora cartagenense hace productos que maravillan por el uso de los colores y texturas.


Aunque no tengo imágenes, me compré unas sandalias de plataforma en una tienda que se llamaba Adrianita’s, que me salieron cómodas, silenciosas y livianas.

Para que tengan una idea de precios en el sector pueden encontrar un cintillo infantil por $5.000, pero el resto de los productos van desde los $20.000 app hasta sobre los $150.000, si no me falla la conversión. ¿Te animas a ir el próximo verano?



En una línea más tropical, rescantando el espíritu del caribe colombiano, me topé con la tienda de la cartagenense Malvi Castañeda. Con el blanco como base, la diseñadora tiene una línea para mujeres y otra para hombres. En el primer caso su colección se destaca por los volados y el uso del lino polaco, y la segunda por sus guayaberas. La blusa de la vitrina me llamó mucha la atención, pero al final no sobrepasé el entusiasmo.

En el caso de la boutique Libélula Store (no tiene sitio web) se podía encontrar desde vestidos hasta complementos muy del estilo de la moda juvenil independiente, que privilegia más la línea comercial que lo de diseño. Ahí me gustaron algunos bolsos, pero no encontré ninguna prenda, que me llamara lo suficiente la atención.

Después me detuve en la vitrina de la boutique Patricia Ramírez, que habían desde objetos hasta sandalias y ropa. De hecho tenía unas sandalias con aplicaciones de objetos (del estilo de la vitrina) con taco y planas que eras geniales, pero al calcular su precio me resistí a comprarlas (sobre los $45.000), con un snif! de por medio.

Una parada para niñas
Como viajé con la Leti mi vitrineo tenía que incluir alguna tienda de ropa infantil. La elegida fue “Alicia en el país de las maravillas” (bastante ad hoc ad portas del estreno de la peli). Un espacio para la feminidad infantil, sin disfrazar. Si bien en la vitrina hay un vestido que contradice mi comentario, al interior, encontré unos vestidos estampados de verano bellísimos (los habría querido para mi) con lazo en la cintura, cintillos y zapatos delicados, frescos y muy románticos. Para niñas bien niñas (no mini femme fatale),

Zapatos + complementos
Ya les contaba de lo amante de los tacos que son las cartageneses. Eso se nota también en la oferta de zapatos y complementos (bolsos, carteras, accesorios), que encontré. Entre las más grandes destaco Scala, marca que nace el 2002 y que destaca por la calidad y diseño de sus carteras.


Luego entré a Mario Hernández, marca homónima (cuenta con tienda online), que tiene más de 30 años en el mercado, lo que se nota al apreciar el concepto tras sus productos y el delicado trabajo de manufactura de sus carteras y bolsos. Además fusiona las técnicas indígenas con el trabajo de la marroquería clásica.

Pero lejos una de las tiendas que más me gustó fue la de Gabi Arenas (que también la encuentras en la ciudad histórica), donde me compré un collar increíble. Si bien sus productos estrellas son las carteras, no pude adquirir ninguna por temas financieros (se escapaban de mi presupuesto), pero me quedé con todas las ganas, porque realmente esta diseñadora cartagenense hace productos que maravillan por el uso de los colores y texturas.


Aunque no tengo imágenes, me compré unas sandalias de plataforma en una tienda que se llamaba Adrianita’s, que me salieron cómodas, silenciosas y livianas.

Para que tengan una idea de precios en el sector pueden encontrar un cintillo infantil por $5.000, pero el resto de los productos van desde los $20.000 app hasta sobre los $150.000, si no me falla la conversión. ¿Te animas a ir el próximo verano?
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