Lima nos cautiva con su exquisita gastronomía y con la amabilidad de su gente. Pero no sólo estos atributos hacen de esta ciudad un destino interesante para visitar, sino también su emergente circuito de moda, donde se destacan la movida independiente, tema que nos convoca hoy.
Poniéndome el parche antes de la herida, les advierto que ésta es sólo una mirada general de lo que vi en mi viaje y que no pretende ser el mantra de la escena peruana, pero que nos permite confeccionar “un estado de las artes” (frase clásica de mi jefe don CT ;-)) de lo que está pasando por esos terruños… Acá vamos...

Mi primer contacto con el circuito limeño de moda independiente fue a través de los datos que me proporcionó la diseñadora peruana, Lucía Cuba, gracias a ella pude moverse sin mayores obstáculos por las tiendas más representativas de Miraflores y Barranco. ¿Los resultados? Inicié mi travesía (con el Ale), libreta en mano, rumbo a una de las primeras tiendas de este estilo inauguradas en Lima. Me refiero a Nitro (Malecón de la Reserva 713, Miraflores), que se ubica al lado del clásico Shopping junto al mar (sin eufemismo de por medio) Larcomar. Cuando llegué me encontré con una selección de diseñadores en los que vi mucho entusiasmo, pero nada muy innovador. De hecho me recordó el tiempo en que en la movida emergente nacional (no hace mucho para no parecer pregonando), todavía no salían a la luz figuras como Paulo Méndez o Rodrigo Henríquez. No puedo negar que me gustaron algunas prendas, pero cuando descubrí el precio, decidí no comprarlas, porque me pareció un poco excesivo respecto a lo que he visto en Chile y Buenos Aires, por el mismo valor y más diseño.

Al día siguiente me dirigí al sector del óvalo Gutierrez para ver otras tiendas que me recomendó Lucía. Ahí puede apreciar Esterofonica hombres, que está dirigida para un público de una onda skeater y rockero indie. A pocos pasos de ahí, está la versión femenina de Esterofonica, un espacio muy ordenado y donde se podían apreciar las propuestas de Tuna, Fobia Perú, El gato espacial, Siete diablos y Brown and blue creations, que fueron las que me llamaron más la atención. Hablé con una de sus anfritrionas y me contó que albergan un sin número de estilos y que por el momento las prendas están ordenadas por colores, lo que facilita la búsqueda, pero que también denota que el público todavía no hace búsquedas por marcas, lo que exigiría percheros individuales. Debo reconocer que encontré un poco más de diseño que en Nitro, pero también muchas marcas y prendas –iguales o idénticas- que en mi primera parada.

Después de ello cruzamos la calle y llegamos a Moood, un espacio multimarca que también es pionero en temas de diseño independiente en Lima y que tiene decenas de percheros por marca; más exclusiva en la selección, pero mezclando al mismo tiempo conocidas marcas de consumo masivo. Al igual que las paradas anteriores, las prendas que más me gustaron las encontré demasiado caras respecto a el resultado que ofrecían.

Todos los locales del óvalo abrieron pasadas las 11.00 de la mañana para que lo tengan de referencia a la hora de salir a vitrinear.

Pero eso no fue todo. La tarde siguiente nos fuimos a conocer Barranco y ahí tuve la oportunidad de entrar a tres tiendas. La primera fue Floam de Jennifer Flores. De ella salí con las manos llenas: un beatle Floam y dos blusas Susu. A Jennifer le comenté mis impresiones de los días anteriores y ella me respondió que se debía a que muchos diseñadores todavía no encontraban su camino y tendían más a copiar (sobre todo de Buenos Aires), que a generar un concepto propio. En el caso de su local encontré lo contrario, más riesgo a la hora de armar percheros (habían de diversas marcas no sólo la de ella), con propuestas de calidad, que me motivaron a sacar la Visa (tenía buenos precios también). Este acto puede sonar banal, pero cuando comienzas a meterte en este mundo de la moda y el diseño, la decisión de compra deja de ser impulsiva. Sobre todo cuando en tu armario hay prendas de diseñadores independientes que te dejan sin aliento.

Cruzamos la calle y pasamos a mirar Aikon, tienda que abre a las 14.00 de la tarde y que reúne diseño peruano e importaciones argentinas. Nada demasiado relevante, pero menos caras que las del óvalo. Luego nos fuimos a Dédalo, lugar especializado en decoración y accesorios donde quería ver los trabajos en fieltro de Vacide Erda Zinic, que son bellos, vanguardistas y de excelente confección. De hecho todavía me arrepiento de no haber comprado más cosas de ella… Entre objetos de diseño, muebles y complementos cerramos nuestro “tour” que nos dejó con un buen gusto en la boca.

¿Por qué? Porque aunque se nota que el mercado recién se está armando, esa situación puede servirles como una tremenda oportunidad para lograr una madurez que se nutra de las experiencias de sus vecinos. Aprendiendo de los costalazos de sus pares sudamericanos y aprovechando sus ventajas comparativas como la cercanía materiales nobles como la alpaca pueden llegar muy lejos. En este punto quiero recalcar que existen marcas consolidadas, que se salen del circuito que nos convoca, pero que trabajan la alpaca con una maestría pocas veces vistas en este lado de la cordillera. Quedé muy impresionada por los cortes y la apuesta de colores (Pitti Palacios está en esa línea en Chile).

En definitiva, creo que hay que seguir con atención la movida peruana independiente, porque si realmente le toman asunto a lo que señalé pueden sorprendernos gratamente. Creo que lo principal es seguir por la búsqueda de la diferenciación y su identidad país (algo a lo que también tiene que apuntar mi terruño), para que cada vez que vayamos a visitarlo a Lima sepamos que ahí encontraremos exclusividad, buen diseño y precios, pero con un sello que es sólo de ellos.
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